Apostillas a “El transporte urbano en sus corredores”. ¿Por qué “elecciones libres”?

Susana Roitman y Mariano Schejter.

Observatorio de Conflictos Laborales Córdoba

Nuestro informe sobre la situación de la empresa ERSA y del gremialismo en el transporte urbano de Córdoba (https://observatoriodeconflictoscordoba.wordpress.com) trajo comentarios. Un lector, por ejemplo, nos hizo ver que el adjetivo “libres” agregado al pedido de elecciones gremiales como consigna central de los y las choferes movilizados no era un simple agregado. El mismo se debe a que las elecciones de las comisiones directivas de UTA son formalmente proscriptivas. En estas líneas intentaremos aclarar el porqué.


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El artículo 124 del Estatuto de la UTA, aprobado en 1993 dice “Para ser candidato del Consejo Directivo Nacional, Junta Revisora de Cuentas, Junta Ejecutiva Seccional, Tribunal de Ética Gremial o a delegado congresal el postulante deberá ejercer algún cargo electivo de la UTA y haber asistido como mínimo a un curso oficial de capacitación con los alcances establecidos en el artículo 146”.
Esto es, para ocupar un cargo hay que haber tenido otro. El único posible para quien no ha entrado nunca en la “rosca” es el de delegado. Pero las elecciones de delegados son muy controladas por cada seccional y la lista ganadora, aunque sea por un voto, queda con la totalidad de la Junta Interna. No hay proporcionalidad. De ahí, que acceder al cargo de delegado, única posibilidad de disputar luego la conducción de la seccional, es una tarea muy difícil. Compañeros y compañeras que han perdido las elecciones por muy pocos votos, como el caso de la TUP en trolebuses, que contra viento y marea presentaron una opción crítica o la 9 de julio en Autobuses Santa Fe, no pueden según este estatuto presentarse a la disputa por la conducción.
La ley 23.551 de Asociaciones Profesionales en cambio señala:
Artículo 18. — Para integrar los órganos directivos, se requerirá:
a) Mayoría de edad;
b) No tener inhibiciones civiles ni penales;
c) Estar afiliado/a, tener dos (2) años de antigüedad en la afiliación y encontrarse desempeñando la actividad durante dos (2) años.”
Esto es, el estatuto de la UTA se contrapone a la ley. Por ejemplo, en el año 2010 una lista presentada en Córdoba por la agrupación O.R.T.U.T.A. fue impugnada por la lista de Peñaloza por no cumplir con el artículo 124, lo que fue aceptado por la Junta electoral. La agrupación contestó con el artículo 18 de la Ley de Asociaciones profesionales. Más allá, de los argumentos, obviamente no tuvieron éxitos con la presentación.
Por el lado, la exigencia de participación en el curso oficial de la UTA, se puede suponer acerca de sus contenidos con la lectura del manual de delegados de ese gremio donde salta a primera vista el énfasis en lo individual sobre lo colectivo, el control prescripto para el delegado sobre los trabajadores. Así dice sobre sus tareas “Su primera obligación consiste en conocerlos uno a uno. Ante todo, sus nombres: luego sabrá cómo son (habrá algunos muy laboriosos y dedicados a su ocupación, otros serán menos trabajadores y hasta se encontrará algún perezoso. Estarán los muy conversadores, inquietos y juguetones; otros serán retraídos, muy serios y poco comunicativos. Habrá también quienes siempre están quejándose de algo o por algo y no faltarán otros que, por su timidez, se «guardan» sus problemas. Así se darán muchísimos otros casos diferentes. El Delegado tendrá que llegar a conocerlos lo más íntimamente posible para saber cómo debe manejarse con cada uno de ellos en distintas circunstancias”. Hay también numerosas indicaciones sobre cómo manejar los reclamos individuales. La gestión del delegado prevista en el manual entonces se parece bastante a la de los Recursos Humanos y muy poco a la del activista sindical. La asamblea en el lugar de trabajo ni siquiera es mencionada en dicho manual que en cambio insiste en la “Asamblea del sindicato”.
Estas son algunas razones del énfasis en el adjetivo “libres”. Situaciones de crisis son también oportunidades de empezar a desarmar la telaraña de la burocracia que se reproduce a sí misma como a sus negocios, en nombre de la defensa de los trabajadores.

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